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Morelos: naturaleza, historia, misticismo y adrenalina.

Este pequeño gran estado tiene MUCHO que ofrecer (como cada uno de los de nuestro México) por lo que vale el esfuerzo del traslado desde Guadalajara (más de 7 horas por tierra) para vivir por lo menos en un fin de semana aventura, naturaleza, historia, cultura y más.

Nuestro tour tiene como actividad principal vivir la experiencia de volar. Es cumplir un sueño, sentir la adrenalina y palomear una de las metas de tu lista de "cosas por hacer antes de morir": SALTAR EN PARACAÍDAS.


Antes de pasar al gran momento, y de platicarte sobre ello, conocerás sobre la capital moreliana y la popularmente conocida como "la ciudad de la eterna primavera", bautizada así por explorador alemán Alexander Von Humboldt; hablo de: Cuernavaca.


Antes de la llegada de los españoles, Teopanzolco estaba controlada por los tlahuicas. Ellos levantaron estructuras que encontramos en la zona arqueológica de Teopanzolco, conformada por catorce monumentos, entre los que destacan la pirámide de los Templos Gemelos, separadas por un foso, probablemente dedicada a Tláloc y a Huitzilopochtli.

El estilo constructivo es similar al Templo Mayor en Tenochtitlán, y es de hecho contemporáneo.

Los historiadores afirman que pudo ser uno de los adoratorios más importantes de la región en tiempos prehispánicos.


El topónimo se podría traducir como “templo viejo”, denominación con la que los mexicas se referían al edificio de los Tlahuicas.

Los mexicas destruyeron gran parte de los edificios de sus rivales, y levantaron nuevos palacios y casas.


Cuauhnáhuac (junto a los árboles) era el nombre mexica, reconvertido en Cuernavaca por los españoles, para facilitar su pronunciación.


Hernán Cortés construyó aquí su palacio, en el que también residió su esposa Juana Zúñiga, para el reposo del intenso calor de Tenochtitlan. Este se encuentra en la Plaza de Armas, frente al Palacio de Gobierno y data del año 1526.

Cortés supo desde un principio que la forma más rápida de someter a las poblaciones indígenas era mediante un juego de cambio de equivalencias religiosas. Por ello, lo construyó sobre las ruinas de Tlatlocayacalli.


Al lado del Palacio estaba la “capilla de Indios” que años atrás había promovido el padre Melgarejo sobre los citados restos del centro ceremonial y de tributo tlahuica (1325 a 1521 d.C.).


El Palacio se convirtió en la sede del Marquesado del Valle de Oaxaca con varias modificaciones posteriores que unieron ambos edificios. Desde 1747 hasta 1821 fue prisión, siendo uno de los reos el libertador durante la Guerra de Independencia José María Morelos y Pavón.


En el siglo XIX el edificio fue sede del gobierno provisional de la República de Juan N. Álvarez en 1855, en su enfrentamiento contra Santa Anna. Años más tarde, de 1864 a 1866 el archiduque Maximiliano I. pasó temporadas aquí.


En la década de los años 30 del pasado siglo, Diego Rivera pintó una serie de murales en el palacio, ilustrando la historia de México desde tiempos de la conquista. Se hallan en la galería de arcos orientada al volcán Popocatépetl. La ejecución de los murales denominados “Historia de Morelos, Conquista y Revolución” estuvo financiada por embajador norteamericano Dwight D. Morrow. Además de los murales de Rivera, encontramos otros murales del pintor español Salvador Tarazona sobre las épocas prehispánica y revolucionaria, realizados sobre bastidores de tela en 1938.



Hoy en día funciona como el Museo Regional de Cuauhnáhuac (la inauguración fue el 1 de febrero de 1974), con dos salas de exposiciones. En la sala inferior del museo antropológico, se recorre históricamente el pasado prehispánico del estado de Morelos desde el Pleistoceno. En la superior el recorrido nos acerca a la llegada de los españoles y el periodo de conquista, virreinato e independencia, además del floreciente comercio entre América y Asia. La terraza del piso superior permite ver el convento de la Asunción, la entrada al Jardín Borda, y la plaza principal.



El palacio de Cortés es una de las construcciones del periodo novohispano más antiguas de México, y es sin duda uno los monumentos más importantes de Cuernavaca.


Los jardines coloniales eran en tiempos del virreinato, reflejo de poder económico. El Jardín Borda es uno de los raros ejemplos que ha pervivido de aquella época. Fue residencia de verano de José de la Borda, un minero proveniente de Taxco, que había amasado gran fortuna en el siglo XVIII extrayendo plata. Durante la visita podemos disfrutar de las fuentes y el estanque que adornaban con estilo afrancesado, el conjunto de flores y plantas llegadas de todo el mundo.


Tiempo después, también ejerció como morada de los emperadores Maximiliano y Carlota Amalia. Se cuenta que convertido en hotel, acogió en sus habitaciones a personajes ilustres de la historia de México, como Francisco I Madero, Emiliano Zapata, Lerdo de Tejada, Francisco Leyva, Porfirio Díaz y Diego Rivera.

El Jardín Borda actúa como espacio cultural de la Secretaría de Cultura, donde se celebran talleres fotográficos y eventos literarios, conferencias, bailes y música, eventos cinematográficos.

Además del jardín, Cuernavaca tiene mucha tradición floral, siendo la Feria de la Flor uno de los eventos anuales más destacados.


La Catedral de Cuernavaca , en el centro histórico, es una de las más antiguas de México. Data del año 1529, como iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, y fundada por los primeros frailes franciscanos que llegaron a México. En el siglo XVII se le otorgó el estatus catedralicio.

Por la peculiaridad de templo religioso y a la vez fortaleza, forma parte del grupo de conventos que fueron inscritos en la lista de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. La mezcla de sincretismo religioso y tradiciones locales es palpable en la arquitectura del edificio, con una serie de murales que también aluden a temática de trabajadores de Asia que llegaron para trabajar en pésimas condiciones a México.


Otros de los sitios a visitar, y a pie son el Jardín Juárez , Mercado de Artesanías


En Cuernavaca encontrarás también varios museos, como: Museo de la Ciudad , que brinda un recorrido histórico para conocer su pasado, haciendo hincapié en la vida del revolucionario Emiliano Zapata. Museo Robert Brady , conocido también como la Casa de la Torre. El segundo obispo de Cuernavaca, Francisco Plancarte y Navarrete, llevó a cabo una importante reforma para convertirlo en un observatorio astronómico a principios del siglo XIX. Desamortizado tras una de las Guerras Cristeras (1926-1929), la Casa Torre fue propiedad primero de George Thatcher, y en 1961 comprada por Robert Brady. Cuatro años después de su muerte en 1986, fue abierta al público como museo. La explosión artística es tan amplia que cuenta con piezas de todo el mundo, además de objetos de arte prehispánico y pinturas de Rufino Tamayo y Frida Kahlo.

Museo de Fotografía El Castillito , donde se exhibe una colección de fotografía de la historia y cultura mexicana. El nombre del edificio procede de su estilo imitando los palacios franceses, usando tabique comprimido rojo. Era la residencia del encargado de cuidar el Jardín Porfirio Díaz, y también fue usado para dar alojamiento a los guardavías del Ferrocarril México-Cuernavaca durante la Revolución. Entre su fondo encontramos objetos antiguos propiedad de la esposa de Porfirio Díaz, además de fotografías antiguas de Cuernavaca.

Papalote Museo del Niño , un museo interactivo centrado en el mundo de los juegos y los juguetes; desarrolla actividades, talleres, exposiciones y espectáculos. Otro de los motivos para visitarlo es que el edificio del museo está decorado con murales de Diego Rivera y Alfaro Siqueiros.

Jardín Etnobotánico y Museo de Medicina Tradicional , del que se cuenta, el bello edificio de apodo “Casa de la India Bonita” fue un capricho de Maximiliano de Habsburgo, regalado a una joven mexicana. Convertido en el jardín etnobotánico más importante de Latinoamérica, completa la visita al jardín Bordas para aquellos que tienen en la botánica su motivo para viajar. Visitando sus instalaciones – cuyo origen está en el proyecto de investigación del antropólogo chileno Bernardo Baytelman en 1936- conocerás cómo las creencias, conocimientos y usos ancestrales de las plantas medicinales, han acompañado al ser humano a lo largo de la historia. Su herbario está formado por una colección de más de 3.800 plantas medicinales y ornamentales.


El tour continúa hacia uno de los dos pueblos mágicos del estado de Morelos, incorporado a este programa en el 2010: Tepoztlán

Ubicado a las faldas del Tepozteco .


En la cima de este imponente cerro se encuentran los vestigios de un santuario mexica. Son las ruinas del templo de Tepoztecatl, deidad del pulque. Las construcciones datan del año 1200. En aquellos tiempos el acceso al santuario estaba muy controlado, pues solo accedían personas a encontrarse con el dios, o prestadores de servicios.

Por un sendero puede subir cualquier persona. La caminata es pesada y larga. Es indispensable la ropa y calzado adecuado, además de bebidas hidratantes.

Puedes contratar servicios de guía en los te llevan a miradores a distintas alturas, a los famosos "corredores del viento", y también hacer otras actividades como el camping, rappel, etc.

La vista hacia el pueblo desde varios puntos de los cerros es impresionante.


La entrada a la zona arqueológica tiene un costo de $55. En temporada de contingencia el acceso a la zona arqueológica se ha mantenido cerrado; pero puedes realizar las demás actividades.


Entre los sitios a visitar están la Parroquia de Nuestra Señora de la Natividad , el Museo Ex Convento de la Natividad, y el Centro de Documentación Histórica de Tepoztlán, que en conjunto forman parte del recinto que en 1994 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


La parroquia y el ex convento fueron construidos entre 1555 y 1580 por indígenas zapotecos, bajo ordenes de los frailes dominicos, quienes se encargaron de la evangelización de la población de aquella época.


Más tarde, en época de Maximiliano, el ex convento se convirtió en un cuartel de guerra; después, el entonces presidente Lázaro Cárdenas lo convirtió en museo y monumento histórico.

En los corredores y bóvedas se pueden apreciar decoraciones geométricas y emblemas de la orden dominica.



A la entrada de la parroquia se encuentra el mural de semillas, que es ofrenda a la virgen y una prueba del esmero de crear grano por grano, un conjunto de imágenes que celebran la fe y la tradición.


En esta calle y en otras colindantes encontrarás el tianguis de artesanías, donde encuentras productos a muy buenos precios.


No te olvides de visitar el mercado, el zócalo, probar los itacates, los moles, talatequeadas, tlalyehuadas, el pulque, mezcal, y las famosas Tepoznieves, que tienen combinaciones y nombres que pueden parecer un tanto extrañas, pero son deliciosas.


¡Ahora sí! Llegó el momento de platicarte de una de las mejores experiencias que podrás disfrutar en tu vida. Algo único y que sé que querrás repetir.


Una de las preocupaciones más comunes es la seguridad. El salto tándem es el método de entrenamiento más importante para aquellos que lo hacen por primera vez, haciendo que este deporte extremo sea accesible para (casi) todos. En tu salto tándem irás acompañado por un instructor certificado quien te guiará en todo momento. Él es quien se encargará de las maniobras y tú solo te ocuparás de disfrutarlo al máximo. Los instructores están debidamente capacitados, certificados y súper experimentados.


Llegaremos temprano a las instalaciones de Skydive México. Éstas son lo suficientemente equipadas, amplias y adaptadas para pasar este día extremo. Cuenta con estacionamiento propio, área de cafetería y snacks, baños, y jardín con mesas y sombrillas para que tu espera, o la de tus acompañantes, sea agradable.


Además se implementan los protocolos de salubridad, como lo son la toma de temperatura, uso obligatorio de cubrebocas y paso por el túnel de ozono.


Y lo mejor, su ubicación junto al lago de Tequesquitengo, que promete ser un paisaje memorable.



Después del registro correspondiente debes estar atento, te nombrará una persona del staff para pasar a equiparte; después esperar a que salga tu nombre en la pantalla de control y que tu designado instructor te llame para comenzar tu preparación. Él revisará que el equipo este debidamente colocado, te explicará el proceso y los sencillos pasos a seguir a la hora del salto.


Según la tarifa que hayas elegido para postergar esta experiencia mediante fotografía y/o video, que en opinión personal, el más básico es suficiente (más abajo la imagen con precios y descripción), comenzará también la captura.


Ya en la pista con la avioneta esperándote, al igual que tus compañeros pasajeros, la adrenalina está a tope.

Todo es muy rápido, debes cooperar siguiendo las indicaciones de tu instructor. Confías en él, gracias a su profesionalismo sabes que todo va a salir bien.


Y así, sin apenas darte cuenta, saltas del avión y empieza la caída libre.

Entonces, sientes algo nuevo, una especie de subidón extraño, pero muy agradable.



El “subidón” que produce el skydive se debe a la secreción de dopamina, un neurotransmisor ligado al placer. Ante el “peligro” físico al que nos vemos sometidos practicando paracaidismo, el cerebro también secreta adrenalina o epinefrina que, además de acelerar el corazón, estimula los sentidos y dilata las pupilas para que entre más luz por los ojos.

Juntas, la adrenalina y la dopamina, inhiben la zona frontal del cerebro, que es la responsable del control y del pensamiento racional. También mandan señales al hipocampo para que almacene todo lo que está sucediendo en la memoria a largo plazo y, de ser posible, con lujo de detalles. Por eso, cuando una experiencia es nueva, las neuronas del hipocampo se activan más que ante cualquier otro estímulo y el tiempo parece alargarse, un 36% para ser exactos.

Algo que muchos creen y temen es sentir vértigo, cosa que NO sucede en este tipo de saltos. Percibimos las distancias en dos dimensiones. O lo que es lo mismo, nuestro cerebro calcula bien las trayectorias en un plano horizontal, pero no distingue entre “un poco alto”, “bastante alto” y “muy alto”. Otra de las preocupaciones es poder respirar adecuadamente, lo cuál es posible sin problemas.


Durante la caída libre alcanzarás una velocidad cercana a los 200 km/h.

Son 30 segundos de caída libre, que en mi experiencia se siente más a un vuelo que a una caída. Te sientes seguro y libre a la vez. Es increíble, inexplicable y sorprendente.


El momento en que se abre el paracaídas es todo un suceso, pues está diseñado para sortear muchas complicaciones y abrir de una manera suave y segura. Primero pensarías que tendrás un tirón al abrirse pero su diseño es simple y eficiente, pues el paracaídas esta en una bolsa que sale de ésta hasta que las líneas que lo sujetan están completamente extendidas; después se infla, pero no bruscamente, pues un pedazo de tela llamado slider provoca que aunque el paracaídas este inflado no abra rápidamente, sino todo lo contrario, y de esta manera evitar que algo se rompa, pues este slider baja poco a poco generando que las líneas se separen lentamente y el paracaídas adopte así su forma final; son muchos pasos que suceden en una secuencia perfecta y de manera muy rápida logrando así seguridad y confort en tu salto.


Una vez abierto el paracaídas, la velocidad se reducirá hasta unos 20 km/h. Planearás suavemente por alrededor de 5 minutos y aterrizaje será gratificante.


No te arrepentirás, sino por el contrario. Te lo aseguro.

¿Estás listo?

¡Atrévete a vivirlo!









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